Dra. Aura Erazo
Jefa de Enseñanza e Investigación del Hospital “20 de Noviembre” del ISSSTE.

La náusea y el vómito, este último también conocido como emesis, son algunos de los síntomas que más aquejan a las personas que tienen cáncer y se encuentran bajo tratamiento quimioterapéutico. El cáncer es por sí mismo una enfermedad que produce efectos físicos y psicológicos negativos, que se incrementan cuando el paciente tiene estos malestares.

Hoy día, la quimioterapia no tiene por qué ser un tratamiento que conlleve molestos efectos secundarios. Los avances tecnológicos de las últimas décadas han coadyuvado a la elaboración de medicamentos antieméticos (que previenen el vómito) para proveer de mejor calidad de vida al paciente con cáncer.

La náusea es la sensación que se experimenta antes de vomitar. Se ha clasificado en tres tipos diferentes, según el momento en que se presenta: la náusea anticipatoria aparece antes de que se aplique la quimioterapia; este tipo puede ser desencadenado por el recuerdo de ciclos anteriores, por ejemplo, algún estímulo visual o auditivo que remita a la administración del medicamento.  El tipo agudo se presenta en las primeras 24 horas después de aplicado el tratamiento y, finalmente, la náusea retardada, que ocurre después de las 24 horas de aplicada la quimioterapia.

Principalmente existen dos causas que originan la náusea y el vómito, la primera es la activación del centro del vómito, ubicado en el cerebro, y la activación de las células enterocromafines del aparato digestivo que mandan señales a los nervios vagales, encargados de producir la náusea. La causa de estos síntomas tiene que ver con el medicamento utilizado en la quimioterapia.

Generalmente, la mayoría de los medicamentos actúan inhibiendo el centro del vómito o a las células enterocromafines, lo que evita que el paciente sienta náuseas o vomite, mejorando significativamente su calidad de vida. Asimismo, el paciente tiene mayor aceptación del tratamiento anticancerígeno y no retrasa la fecha en que se le debe aplicar la quimioterapia.

La sustancia activa de algunos antieméticos es un grupo de medicamentos llamados setrones, además de otras sales que actúan a nivel de las neurocininas, que son una clase de neurotransmisores. La mayoría de las veces se administran combinaciones de estas dos sustancias para lograr el efecto deseado. También se puede agregar algún esteroide. En casos severos en que el paciente presente ansiedad o tensión se puede administrar, la noche previa al tratamiento, algún ansiolítico como diazepam o lorazepam.

Además de los medicamentos antieméticos es recomendable que el paciente siga una serie de consideraciones dietéticas, por ejemplo: no comer alimentos muy condimentados, y no comer abundantemente antes de la quimioterapia. También es aconsejable que el paciente ingiera alimentos fríos, ya que adormecen las papilas gustativas que se encuentran en la lengua y no permiten el estímulo de éstas al momento de comer. La práctica constante de yoga o meditación contribuye también a la relajación del enfermo de cáncer.

Es importante recalcar que algunos antieméticos presentan efectos secundarios, dependiendo de las características del paciente, principalmente estreñimiento y dolor de cabeza.

Los antieméticos representan una gran ayuda para aliviar los síntomas producidos por la quimioterapia. Mediante el uso de estos fármacos se busca incrementar la calidad de vida del paciente para que realice sus actividades cotidianas, además de permitir que la quimioterapia actúe idealmente para ayudarlos a recuperar la salud.