Los trastornos de la salud mental durante siglos se mantuvieron como intrigantes afecciones que vivían en la oscuridad y el olvido, desde las civilizaciones más antiguas en donde su procedencia se atribuía a cuestiones mágico-religiosas e incluso demoníacas. El siglo XX vio nacer a la rama más joven de las especialidades médicas: la Psiquiatría, y con ella una revolución científica que en la actualidad revela el origen biológico, genético y neurofisiológico de los trastornos de salud mental.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud como el estado de completo bienestar físico, mental y social y no meramente la ausencia de enfermedad, y a la salud mental como el bienestar que una persona experimenta como resultado del buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales, y, en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación.

A partir de estas definiciones, podemos inferir que un trastorno mental es aquel que ocasiona alteraciones en la forma de pensar, razonar y sentir; afectando la capacidad de desenvolvimiento en la vida diaria, dando como resultado personas disfuncionales para la convivencia y el desarrollo. Las enfermedades mentales son una causa importante de discapacidad e implican una carga en términos de sufrimiento humano, estigmatización del enfermo mental y sus familias.

Según datos de la OMS, en 2005 se calculaba que alrededor de 450 millones de personas en el mundo sufrían de alguna enfermedad neuropsiquiátrica, incluidos los trastornos mentales, conductuales y abuso de sustancias. De acuerdo con la Secretaría de Salud, alrededor de 15 millones de personas padecen algún trastorno mental, de los que únicamente uno de cada 10 recibe atención especializada.

Estos padecimientos no son exclusivos de las personas adultas, en la ciudad de México se estimó que el 16% de niños y adolescentes de entre 4 y 16 años podría tener algún tipo de trastorno. Los más comunes son los de ansiedad o angustia, seguidos por el abuso o dependencia de sustancias y los afectivos o emocionales; en menor medida, pero de suma importancia, está la esquizofrenia y los trastornos de la personalidad. En niños, los más frecuentes son la ansiedad de separación, el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad y la fobia específica.

Trastornos afectivos: Afectan alrededor de 340 millones de personas en el mundo y se caracterizan por cambios en el estado de ánimo, que van desde tristeza profunda y ausencia para sentir placer en el trastorno depresivo mayor, hasta la sensación de euforia o exaltación extrema del estado de ánimo característicos del trastorno afectivo bipolar. Éstos además causan otras comorbilidades, tales como el abuso de sustancias.

El trastorno depresivo se caracteriza por la persistencia de síntomas como desesperanza, disminución del placer por las actividades diarias, aumento o disminución de peso, insomnio o exceso de sueño, fatiga, reducción de la energía, sentimientos de minusvalía y culpabilidad y una menor capacidad para concentrarse, en algunos casos llegan a presentar ideas suicidas.

Se estima que los trastornos afectivos, en específico la depresión, afecta alrededor del 10% de la población mundial.La depresión es más frecuente en mujeres, por cada dos, hay un hombre que la padeceEl costo de la enfermedad es muy alto, datos de Estados Unidos estiman que se gastan 44 billones de dólares anuales. Se consideran como costos de la enfermedad: la hospitalización, el tratamiento farmacológico y psicoterapéutico, ausentismo y desempleo producto de la enfermedad, e intentos suicidas.

Trastornos de ansiedad: Se caracterizan por síntomas de temor o preocupación excesiva y conductas evasivas. Se estima que 400 millones de personas en el mundo la pueden presentar a lo largo de su vida. Estos trastornos son mejor descritos como:

  1. Trastorno de ansiedad generalizada: Miedo y preocupación persistente, intensa e infundada, se acompaña de taquicardia, sudoración y temblor principalmente.
  2. Trastorno de pánico o crisis de angustia: episodios impredecibles de un intenso miedo o malestar que puede durar minutos u horas.
  3. Fobias: se caracterizan por un miedo persistente e incontrolable a situaciones específicas.
  4. Trastorno obsesivo-compulsivo: se distingue por la presencia de ideas que no pueden ser controladas, que son molestas e irracionales y conductas repetitivas e ilógicas que se producen para controlar las ideas y que son innecesarias e incontrolables.
  5. Trastorno por estrés postraumático: se manifiesta después de una catástrofe y  persiste aún después de esta experiencia.

Esquizofrenia: Incluye un grupo de trastornos psiquiátricos que usualmente inician durante la adolescencia o en los primeros años de la vida adulta, se caracteriza por alucinaciones auditivas principalmente, así como actitudes y lenguaje desorganizado, en algunos casos se llega a presentar catatonia y aplanamiento del estado afectivo.

Demencia: Es un síndrome cerebral usualmente crónico y progresivo que se manifiesta por una disminución de la memoria, comprensión, capacidad para aprender y expresarse, habilidad para pensar y hacer cálculos, y una pérdida en la capacidad para enfrentar adecuadamente una situación social. Se presenta en la enfermedad de Alzheimer, en algunos casos de enfermedad vascular cerebral y en otras condiciones como la enfermedad de Pick, de Creutzfeldt-Jacob y en Parkinson.

Existe una interacción entre los factores biológicos (genéticos, anatómicos, cambios bioquímicos, etc.), psicológicos (incapacidad para enfrentar la vida diaria, personalidad, etc.) y sociales (disfunción familiar, problemas de pareja y laborales, etc.) que contribuyen al desarrollo de los diferentes trastornos mentales.

La preocupación y los esfuerzos de los médicos especialistas en la salud mental ha aumentado en los últimos años, ya que entre las 10 enfermedades más incapacitantes,  cuatro de ellas son trastornos mentales: la esquizofrenia, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y el alcoholismo.

Los padecimientos mentales causan una discapacidad muy seria, ocasionan costos económicos, sociales, familiares, emocionales y personales muy altos para quienes los padecen, por lo que el diagnóstico oportuno y el diseño de un tratamiento adecuado que combine psicofármacos, psicoterapia y programas psicoeducativos juega un papel fundamental para alcanzar el éxito en la búsqueda y renovación de nuestra salud y una mejor calidad de vida.

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