La tóxica realidad del azúcar

De acuerdo con el Dr. Robert Lustig, el azúcar en sus distintas formas (azúcar refinada, denominada sacarosa, la fructosa y el jarabe de maíz de alta fructosa) es tan tóxica y dañina para la salud de quienes la consumen en exceso, como el alcohol y el tabaco, por lo que su consumo debe ser controlado para proteger la salud pública.

Lustig advirtió que nuestro actual medio ambiente nutricional es “tóxico” debido a los altos contenidos de azúcar y bajo contenido de fibra y que la única forma en que la sociedad puede revertir esto es cambiando el medio ambiente alimentario.

El consumo de azúcar se ha triplicado a nivel mundial en los últimos 50 años, por lo que la amenaza que representa para la salud y la adicción que genera, merece que reciba el mismo trato que el alcohol por parte de los gobiernos. El azúcar tiene el potencial de generar abuso en su consumo al actuar en el cerebro para propiciar su consumo subsecuente, al igual que actúan el tabaco y el alcohol. Existen numerosos estudios que examinan la dependencia generada por las propiedades del azúcar en los humanos, haciéndolos consumir más azúcar.

Según el Dr. Lustig, el azúcar añadido no es necesario para ninguna función o reacción del cuerpo humano. Se trata de un ingrediente que aumenta el almacenamiento de grasa en el cuerpo, pero no sacia el hambre. Por el contrario, engaña al cerebro haciéndole creer que tiene hambre.

El consumo excesivo de azúcar, en especial de fructosa, es el causante de la epidemia mundial de obesidad y diabetes, así como de enfermedades asociadas (el síndrome metabólico) y de diversos tipos de cáncer, además de dañar directamente al hígado, así lo aseguró el Dr. Robert Lustig.

Hay más de 40 estudios epidemiológicos que han establecido una relación entre el consumo excesivo de azúcares y el riesgo de contraer enfermedades metabólicas como:
• Obesidad
• Diabetes tipo 2 (diabetes)
• Enfermedades cardiovasculares (ECV)
• Síndrome metabólico (presencia de 3 o 5 de las siguientes enfermedades: obesidad visceral, resistencia a la insulina, dislipidemia, hipertensión –↑riesgo de ECV, diabetes)
• Obesidad abdominal (↑grasa en hígado, riñones e intestinos)
• Resistencia a la insulina (↑riesgo de diabetes)
• Dislipidemia (↑niveles en sangre de triglicéridos y/o colesterol -↑riesgo de ECV)
• Hipertensión (↑ presión sanguínea–↑ riesgo de ECV)
• Hígado graso (↑riesgo de enfermedad hepática, diabetes, ECV)